En el peor año a nivel global, al menos desde la crisis del ’29, el sector más concentrado de la economía argentina se dedicó a especular a expensas del bienestar de la ciudadanía y la Nación. El complejo sojero retuvo una cantidad récord de divisas de ventas ya realizadas, intentando forzar una devaluación que aumente aún más sus superganancias.
En 2020, la soja recuperó los valores máximos que había tenido unos 5 años atrás, alrededor de los 480 dólares por tonelada, que sumado a la baja de retenciones, le garantizaba al sector exorbitantes ganancias.
Aún así, las empresas -en su mayoría transnacionales- que manejan el negocio de la soja, retuvieron 9.216 millones de dólares entre enero y noviembre, que podrían haber sido utilizados por el gobierno nacional para apuntalar las reservas, que este año cayeron en unos 5.600 millones de dólares.
Cabe recordar que antes de asumir el gobierno, agroproductores de Juntos por el Cambio comenzaron a amenazar al gobierno entrante y luego, tras dos meses de la asunción de Alberto Fernández realizaron el primer tractorazo.
Luego, los precios fueron en alza y aprovechando la baja de retenciones y los créditos a tasa subsidiada, el sector aprovechó para acelerar las ventas aunque reteniendo los dólares sin liquidarlos.
Esto ha sido una constante habitual del sector agro más concentrado, y en su medida manejado por empresas transnacionales, pero en 2020, la brecha entre las exportaciones y la liquidación es la más grande desde que existen registros.
