MENDOZA PIERDE MÁS DE 1.500 VIÑEDOS EN UNA DÉCADA Y EL CONSUMO DE VINO SE DESPLOMA
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Un informe del CEPA reveló que la provincia que concentra el 74% de la vid del país atraviesa un deterioro acelerado: caída del mercado interno, menos bodegas operativas, retroceso en exportaciones y abandono de fincas por falta de apoyo estatal.
La vitivinicultura mendocina, corazón productivo de la región y símbolo del agro argentino, atraviesa una crisis sin precedentes. Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), entre 2015 y 2024 la provincia perdió 16.864 hectáreas de vid —más de 1.500 viñedos abandonados— al tiempo que el mercado interno registró en agosto de 2025 un desplome interanual del 17,1% en el volumen de vinos vendidos. Productores advierten un “quiebre estructural” del sector.
El informe del CEPA —basado en datos oficiales del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV)— señala que la contracción del consumo no es el único frente crítico. El deterioro estructural del complejo se observa en la reducción sostenida de superficie cultivada, la caída de exportaciones y el cierre de bodegas, lo que tensiona la continuidad de la cadena productiva.
Entre 2015 y 2024, Mendoza perdió 16.864 hectáreas de vid, lo que representa una disminución del 10,6% del total. En términos concretos, implica el abandono de más de 1.500 viñedos, según los productores, que atribuyen el éxodo a la falta de políticas de sostenimiento y a costos “imposibles de afrontar” sin asistencia estatal.
Luis Cañas, referente del sector, lo describió en Radio Regional con crudeza: “Hay productores que han abandonado sus fincas y otros pensando seriamente en cambiar de actividad porque nos estamos fundiendo”. Apuntó además contra la orientación del Gobierno provincial: “Encima el gobernador Cornejo dijo que quería ser recordado como el gobernador que trajo la minería, y a la vitivinicultura la están dejando de lado”.
La crisis también golpea al comercio exterior. Entre enero y agosto de 2025, las exportaciones de vino retrocedieron 8,4% interanual. El CEPA atribuye esa baja al atraso cambiario, a la pérdida de competitividad y a los altos costos logísticos que encarecen la salida al mundo frente a otros países productores.
El ajuste se refleja, además, en la infraestructura industrial. Mientras que en 2015 había cerca de 1.000 bodegas inscriptas en el INV —634 de ellas elaboradoras—, para 2024 el registro cayó a poco más de 881 bodegas, de las cuales solo 600 elaboraban vino. Esta contracción en el tejido productivo anticipa un impacto de arrastre sobre empleo, proveedores, logística y turismo enológico.
El CEPA concluye que la combinación de caída del consumo, retroceso de superficie cultivada, menor número de bodegas activas y pérdida de competitividad externa configura un escenario de contracción persistente para el complejo vitivinícola de Mendoza, que concentra tres cuartas partes de la producción nacional. El avance o la corrección de estas tendencias dependerá de la evolución macroeconómica y de las medidas que adopten los distintos actores del sistema productivo en los próximos meses.
Fuente: NoticiasMendoza
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