Doping positivo: la pata política del caso Oliveras

¿Cómo se llega a esa denuncia? Retomando el hilo donde lo habíamos dejado la semana pasada, continuamos con el caso de la campeona Alejandra Marina “Locomotora” Oliveras.

Como todo el país lo sabe, luego de poner fin a su exitosa carrera deportiva, la boxeadora encontró una forma de acompañar a su público a través de la motivación, apoyada en su enorme carisma.

“Locomotora” era una persona de esas que le caen bien a todos porque tenía la habilidad de hacerse querer por todo el mundo (paradójicamente) dedicándose al deporte que consiste en propinar ofensas con armas limpias.

Esa llegada, ese afecto que sentían el hombre y la mujer de a pie santafesinos por “Locomotora”, no tardaron en medirse en votos. En un país que hizo de la política una pasión, no es de sorprender que figuras del deporte peguen el salto al arte de lo posible.

En el pasado, hubo futbolistas, pilotos de automovilismo y medallistas olímpicos de otras disciplinas que ocuparon cargos electivos, o que fueron designados por presidentes de la Nación para ponerse al frente de secretarías de Estado.

El boxeo no fue la excepción. Este año la provincia de Santa Fe reformó su Constitución, para lo cuál fue necesario convocar a una elección para conformar una Convención Constituyente.

Como siempre, hubo alianzas, frentes y candidatos. Oliveras fue una de ellas. Está muy claro cuál era el objetivo: una persona con una instrucción modesta (claramente) en la asamblea iba a ser un sapo de otro pozo, pero eso no importaba. Importaba que tenía votos.

Un modelo de negocios, muy popular por estos tiempos, consiste en que un comerciante puede abrir un comercio adoptando una marca, junto a su estilo y estética.

Eso se llama franquicia. Si nos permiten el paralelo, podemos decir que en el caso de Oliveras hubo una franquicia, no en el sentido estricto, si no en el convenio que permitió al oficialismo provincial llevar a la boxeadora en la boleta.

Nada es gratis en esta vida. En su momento la diputada provincial Amalia Granata denunció que a Oliveras le compraron su candidatura a cambio de 50 mil dólares (que habrían salido de una partida destinada para discapacidad) y que además, la deportista no tenía los papeles en regla en lo atinente a su domicilio.

Según la legisladora, “Locomotora” vivía en Córdoba y tenia domicilio legal en Ciudad de Buenos Aires, algo inaceptable para una persona que aspire a ser electa en Santa Fe.

Según Granata, el Registro Civil santafesino tramitó de apuro un DNI para Oliveras con domicilio en Santo Tomé, pero eso no la dejó a salvo de incurrir en una violación a la normativa electoral santafesina.

“Es trucha e inmoral” dijo la ex mujer de Cristian “El Ogro” Fabbiani, para referirse a quien se habría prestado para llevar a cabo la maniobra.

Oliveras no era nueva el política. En 2021, apenas dos años después de retirarse del boxeo, fue candidata a diputada nacional por le sello Unite Sanfa Fe, apoyando la candidatura presidencial de José Luis Espert, que por entonces ya recibía plata del narco Fred Machado.

En 2023 participó activamente de la fallida candidatura presidencial de Patricia Bullrich y este año encabezó la lista de convencionales constituyentes del Frente de la Esperanza, obteniendo un 5 por ciento de los votos, por lo que logró una banca en la asamblea que se reunió para modificar la Constitución de la provincia.

Dos detalles: en 2024 la campeona fue contratada por el Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich para desempeñarse en la Dirección Nacional de Seguridad en Espectáculos Deportivos.

El 14 de julio de 2025, el mismo día que debió asistir a la primera sesión de la Convención Constituyente, Oliveras sufrió el ACV que dos semanas después la llevó a la muerte ¿Casualidad? Solo Dios lo sabe.

Lo cierto es que sus tiempos de deportista habían pasado, pero su cuerpo estaba notoriamente anabolizado. Eso podría haber inclinado la balanza de su salud.