Lo afirmó Madeleine Penman, integrante de Amnistía Internacional, en Radio U. Manifestó que en América Latina faltan insumos y las condiciones laborales son preocupantes.
Un análisis de Amnistía Internacional arrojó que al menos 7000 profesionales de la salud murieron en el mundo por contagiarse de COVID-19. En México se registraron 1320 muertes, la cifra más alta para un solo país, mientras que en Argentina se contabilizaron 80 fallecidos en el sector. El organismo internacional registró también un número elevado de muertes de personal sanitario en los Estados Unidos (1077) y Brasil (634), donde las tasas de infección y muerte han sido altas durante toda la pandemia, así como cifras alarmantes en Sudáfrica (240) e India (573), donde las tasas de infección se dispararon en los últimos meses.
Madeleine Penman, integrante de Amnistía Internacional, dijo en Radio U: “Llevamos varios meses monitoreando a América Latina y es una constante la falta de equipos de protección y las condiciones laborales son agotadoras”.
“En Argentina, la cifra de trabajadores de la salud fallecidos es de 80. Esto nos habla de que es una cuestión de vida o muerte y no debería ser así. Los gobiernos necesitan hacer todo lo que tienen a su alcance para proteger a los trabajadores, reconocerlos como humanos con derechos laborales y, si contraen COVID-19, merecen indemnización y, sobre todo, un seguimiento integral. En ningún país de la región hemos visto que haya suministro suficiente para protección”, dijo
“En toda la región hemos notado que hay presiones para que la gente vaya a trabajar a pesar de estar enferma, hay presiones para no denunciar sobre la situación en el trabajo y la falta de protección. Hay personas que han sido despedidas arbitrariamente por señalar falencias en el lugar de trabajo”, señaló.
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