jueves, marzo 28, 2024

Mamá corazón: la mendocina que cuida a bebés recién nacidos a quienes sus padres renuncian

Laura forma parte desde hace 10 años de este programa donde cuida temporariamente a bebés.

«Llegan a casa con los ojitos tristes, salen de la panza de su mamá buscando la teta y no la tienen. Empiezan a sonreír cuando les das amor.

Laura García es psicóloga y licenciada en recursos humanos, vive en Carrodilla, tiene 50 años y es familia temporaria de bebés recién nacidos cuyas madres han renunciado a su tenencia luego de su nacimiento.

«Lo hago porque creo que es importante dejar en mis hijos valores de cómo haciendo estos actos de solidaridad, generosidad y amor se le puede cambiar la vida a chiquitos que no tienen a nadie y no tienen la culpa de vivir la situación que están viviendo» explicó.

Desde hace unos 10 años y junto a sus tres hijos -Lucía, Tomás y Josefina-, Laura es parte del programa Familias Temporarias que depende de Avome, Asociación de Voluntarios de Mendoza. En su caso forma parte de las familias que reciben «Renuncias»: es decir, bebés de pocas horas de vida, a los que sus madres biológicas decidieron con antelación dar en adopción desde el primer instante de vida, ya sea de forma explícita o porque han sido abandonados en la vía pública.

«No te das una idea del cambio que generás en esas criaturitas, que llegan a casa con los ojitos tristes, que salen de la panza de su mamá y están en búsqueda de la teta y no la tienen. Es terrible. Y el giro que dan en sus caras, en sus ojitos… Empiezan a sonreír cuando les das amor. Eso y verles las caras a los papás adoptivos me llena el alma», resume desbordada de emoción Laura cuando cuenta por qué lo hace.

 

En las «renuncias» los bebés no vinculan con nadie. Al ser dados de alta por el hospital, tienen que estar al cuidado del Estado por medio de una familia temporaria mínimo 45 días que es lo que estipula la ley de protección al menor 26061.

Esos 45 días se contemplan por si la madre se arrepiente y presenta un recurso de amparo. Para no estar institucionalizados en Casa Cuna, se entregan a estas familias para que los pequeños crezcan en un seno familiar con todos los cuidados, como controles de crecimiento y desarrollo, vacunas y «amor como todo recién nacido requiere», explicó Laura mientras mecía a una pequeña de tres meses que recibió a los dos días de vida y que la semana próxima entregará a su familia adoptiva.

La gran familia 

Por la casa de Laura ya han pasado 8 bebés y la psicóloga contó que, hasta la actualidad, tiene contacto estrecho con todos esos niños y sus familias. «Nos visitamos, siempre estamos en sus cumpleaños y nos juntamos para las fiestas«, contó. Laura es madrina del primer bebé que resguardó en su casa y su hijo Tomás también apadrina a un niño que pasó sus primeros meses de vida con ellos.

«El primer niño estuvo con nosotros 5 meses y sus papás adoptivos me eligieron como madrina. Con todos los papás adoptivos tengo excelente relación porque nos basamos mucho en el respeto… He seguido el crecimiento de los chicos y eso me incentiva a seguir haciéndolo», expresó llena de orgullo y rodeada de fotografías de recuerdos imborrables.

«Cuando vamos a entregarlos a sus familias definitivas nos tomamos todo un trabajo en casa de hacer un diario, donde pegamos fotografías desde el momento que llegó. Tenemos claro con mis hijos que somos el eslabón temporario para que ese bebé esté lo mejor posible en casa hasta que llegue a su familia definitiva.

El mayor miedo: el desapego

Algo muy importante y por lo cual a mucha gente le da miedo ingresar al programa es el tema del desapego, explicó la pscicóloga: «Como es un acto de amor, te enamorás de la criatura. Es imposible no vincularte, no quererla. Entonces todo el mundo le tiene miedo al despegue».

«En esto siempre digo que hay que pensar como adultos, y no en uno, no ser egoísta. No pensar sólo en el sufrimiento que causa el momento en el que el niño se va, sino pensar que ese niño se va a una familia donde va a pasar a ser el centro de atención y de amor, porque ha sido sumamente deseado y esperado por esos papás adoptivos«, continuó.

Laura focaliza en ser agradecidos de que, en muchos casos, se tiene hijos propios y que hay mucha gente que espera la gracia de ser padres. «Siempre pensar en el niño, en que el tiempo que ha estado en tu casa, le has dado todo lo que ha requerido para que llegue sanito y amado a su familia adoptiva. La tarea justamente se basa en eso, en la temporalidad».

 

Pocas familias, decenas de niños

En el Gran Mendoza y zona Este, actualmente están habilitadas 24 familias temporarias tanto para renuncias como para resguardar a niños más grandes. En lo que va de 2021, han ingresado a este régimen alrededor de 600 niños.

«Pedirle a la gente que se sume a hacer esta tarea puramente de amor y generosidad», invitó Fabiana Ervetta, quien coordina el programa.

Los interesados en sumarse deben anotarse en Avome, se les hace una entrevista por psicólogos, se les da una capacitación, e inclusive las familias temporarias que llevan años apoyan a los nuevos como tutores de familias nuevas y los acompañan en lo que necesiten, como prestarles ropa, cuna, cochecito o solo su experiencia.

Se visita la vivienda, se asegura que no vivan otras personas externas al núcleo familiar y que el niño no pueda estar en peligro. Una psicóloga y una visitadora social de Avome llaman regularmente para saber cómo está el bebé y cómo van con los controles médicos.

Requisitos básicos

Un requisito que se pide es que, en lo posible, las familias temporarias postulantes tengan hijos propios para evitar «esto de querer quedarnos con el niño». En esta lìnea, también es requisito que la familia temporaria no esté inscripta en el Registro Provincial de Adoptabilidad. O es temporaria o se postula para ser familia adoptiva.

Cualquier persona puede ingresar, ya sea una pareja que no esté casada, una persona sola, una persona viuda, una pareja del mismo sexo. Lo que hay que tener en claro es la temporalidad y que garantice que va a poder cuidarlo.

 

No se contempla licencia por maternidad

Las mamás o papás de familias temporarias que reciben bebés recién nacidos no gozan de licencia por maternidad como cualquier persona. Muchos optan por licencias por causas personales o se las rebuscan para poder responder a la alta demanda de un pequeño en sus primeros días de vida.

«Soy empleada del Estado y me tomo mi licencia anual reglamentaria hasta que el niño se adapta, y después me arreglo; me ayuda mi mamá, mis hijos y hasta me los he llevado a mi trabajo».

 

¿Es frecuente que una madre biológica se arrepienta?

Según precisaron de Avome, no ha sucedido que una madre que haya renunciado a su bebé al nacer luego haya cambiado de opinión.

Cualquier familiar del bebé, ya sea el papá, una abuela, un tío, pueden reclamar pero «son poquísimos los casos en que eso ha pasado» y ante esta situación la demora judicial es más larga porque tienen que evaluar si realmente van a cuidar a ese niño porque ya hay un antecedente de rechazo de la familia.

 

Fuente: ElSol

spot_imgspot_img

NOTICIAS RELACIONADAS

AVISO PUBLICITARIO

spot_img

Ponerse en contacto

1,248FansMe gusta
0SeguidoresSeguir
234SeguidoresSeguir
0SuscriptoresSuscribirte

Últimas noticias