jueves, marzo 28, 2024

Docente le respondió al Presidente de la Cámara de Comercio Andres Vavrik

Una docente Alvearense, le respondió al presidente de la Cámara de Comercio, tras sus polémicos dichos sobre educación.

La educadora escribió una  carta, en respuesta a las propuestas y apreciaciones de Andrés Vavrik, publicadas este domingo último en sus redes::

 

«Respuesta al Presidente de la Cámara de Comercio, Señor Vavrik:
El día de ayer, domingo 17 de enero, los trabajadores de la educación fuimos testigos en primera persona  de un ataque desmedido al sector docente y a nuestras organizaciones sindicales por parte del señor  Andrés Vavrik, Presidente de la Cámara de Comercio del departamento.
Como docente desde hace 15 años no puedo ser ajena a la falta de respeto, insultos y desprecio que este señor ha expresado hacia nosotros, nuestra labor y nuestras instituciones gremiales representativas.

Haciendo uso de las redes sociales el señor Vavrik califica a nuestra educación actual como “catástrofe educativa” a la vez que convoca a “abrir las escuelas” y  anotarse para una suerte de voluntariado conformado con sujetos de dudosa “buena voluntad” y sin ninguna preparación sicopedagógica, pedagógica o conocimientos conceptuales avalados y comprobados por DGE, los mismos dictarían clase a nuestros alumnos dando a entender que tal emergencia se debería a que las y los docente o “no podemos”, “no alcanzamos”, y lo más significativo, o “no queremos”. No conforme con ésto en la red social Twteer afirma que “no hemos trabajado”, dando a entender que deberíamos “perder nuestro trabajo”; continúa, siempre por más, tratando de “parásito” a las instituciones gremiales y gremialistas, podría continuar enumerando los centenares de agravios que este sujeto ha emitido de forma constante y vulgar en el día de ayer hacia quienes hemos sostenido, una vez más, el sistema educativo de Argentina.

En el año 2020 las escuelas del mundo cerraron, como parte de las medidas de aislamiento dispuestas por los gobiernos para contener una pandemia que, lamentablemente aún hoy azota a la humanidad y de la cual Argentina y menos Mendoza es ajena; a partir de este contexto millones de estudiantes y docentes migramos a los hogares en un contexto de virtualidad de forma forzada y necesaria ya que como nunca lo hubiésemos imaginado “no ir a la escuela” se constituía en una política de cuidado a nivel mundial; sin embargo cada docente afrontó el desafío político de seguir enseñando con sentido inclusivo para llegar a cada estudiante, a cada familia a partir de una situación emergente y novedosa para toda la ciudadanía.

Nada sustituye el ámbito de sociabilización que permite la interacción de la presencialidad, pero lejos estamos de la “catástrofe educativa” que el Señor Vavrik de forma apocalíptica pretende instalar desconociendo y despreciando la labor de cada docente durante el año 2020; que los edificios escolares hayan estado cerrados no significa que no se haya impartido educación, menos aún que cada docente haya hecho abandono de trabajo, como este señor insinúa, por el contrario las horas de trabajo se multiplicaron, se generaron propuestas de enseñanza a partir de la realidad de cada alumno y sus necesidades, porque si algo vino a reafirmar esta pandemia fue la desigualdad social y con ella inevitablemente la profundización de las desigualdades educativas que cada docente tuvo y pudo afrontar como históricamente lo ha hecho, porque debe saber el Señor en cuestión que “es” el sector de los trabajadores de la educación quien sostiene la educación y a gran parte de la sociedad en tiempos de crisis – sí ese mismo sector que usted desprecia y al que acusa de no trabajar – y lo hacemos colectivamente y de forma solidaria en la búsqueda de alternativas educativas con más igualdad, inclusión y justicia; lo hacemos porque sabemos que nadie más lo hará, porque somos conscientes de la intemperie de los que menos tienen, la exclusión de los que más sufren, la soledad de los excluidos y la desesperación de los violentados por un sistema que cada vez deja a más personas afuera.

Construimos saber “a pesar de” y a partir de realidades que Usted señor Vavrik desconoce absolutamente, como desconoce la construcción de cualquier acto educativo, enseñamos a pesar de las condiciones críticas – materiales y simbólicas – de trabajo pedagógico; la falta de acceso a las nuevas tecnologías y los escasos recursos en educación, la burocratización del sistema educativo y el atropello de sujetos como Usted a cada uno de nosotros, los que entendemos que hoy nos toca una vez más seguir siendo y haciendo escuela, esa que se simboliza en gestos profundamente humanos, éticos, políticos y solidarios.

Enseñamos Señor Vavrik cuando explicamos y construimos saberes curriculares ingeniando nuevas herramientas pedagógicas y medios para llegar incluso  a aquel alumno, alumna que no tiene conectividad ; construimos saber y conciencia al juntar dinero para que un alumno tenga su material de estudio y también cuando solidariamente nos preocupamos porque la familia de nuestros estudiantes más vulnerados tengan pan sobre la mesa y una cobija para abrigarse ; sepa que no solo nos preocupamos sino que “ nos ocupamos” porque sabemos estar donde se nos necesita, porque lo hicimos en los años 90’ y en la crisis del 2001, donde asumimos, como hoy, una gestión social por encima de nuestras obligaciones pedagógicas forjando lazos de solidaridad y empatía.

Hemos ocupado y resuelto problemas “ahí” donde el Estado provincial ha estado ausente, supimos superar la burocracia de una DGE que es ciega, sorda y muda frente a una comunidad educativa que desconoce absolutamente desde su población escolar hasta el contexto geográfico en que se encuentra cada una de ellas.

Ya ve Señor Vavrik somos los que usted tan livianamente pretende remplazar, creyendo que la “educación” es un juego “que cualquier vecino” puede tomar en sus manos y llevar adelante obviando que la docencia se construye principalmente a partir de “lazos” no de números, que la escuela es un espacio generador de vínculos y relaciones entre seres humanos, que todo acto educativo debe construirse a partir de la empatía por las personas y su existencia, que el mismo no cabe en su discurso demagógico porque ahí afuera, lejos de su enajenado mundo, nos quedan las miserias; las violencias, el hambre, el alumno sin comer, el embarazo no deseado, el golpe de antes de ayer, la ausencia de la madre o el padre, el dolor de la pérdida, la vida en riesgo y las miles de forma posibles de garantizar el acceso no únicamente al saber curricular sino al amparo y protección de cada uno de nuestros estudiantes.

Mientras de este lado cada uno de nosotros construye ciudadanos empáticos y solidarios Usted se dedica a denigrarnos y humillarnos, calificando de “parásito” a nuestras instituciones gremiales, las mismas que asistieron hasta donde pudieron a los celadores de la provincia con herramientas de protección para la pandemia porque el Estado provincial no lo hacía, fueron los gremios que Usted critica los que asistieron con alimentos a familias y trabajadores que el Estado provincial ha sumido en la pobreza absoluta y en el mayor desamparo posible, es nuestro gremio el que pelea por un salario digno para todos los trabajadores de la educación frente a un gobierno que durante un año no recompuso el salario de éstos estando el mismo entre los más bajos del país, pero no conforme con su miserable propuesta salarial pretende sumas en negro significando un claro retroceso y pérdida a los derechos de las y los trabajadores de la educación, Usted califica de “parásito” a quien se levantó para defender la educación pública de los ataque constante de un gobierno cuya variable de ajuste es la educación de todos los mendocinos.

Usted frente a un contexto en crisis como el actual apela a la demagogia discursiva para justificar su política de apoyo a un gobierno provincial que sistemáticamente ataca a los docentes que luchan cotidianamente por la educación pública, que la sostienen con su esfuerzo, con sus recursos y con su bolsillo. Frente a su parafernalia sin mesura retuerce la verdad y tergiversa toda razón posible.

Nadie más que los docentes queremos la vuelta a la normalidad, con escuelas abiertas que reciban a todos nuestros alumnos, pero esa vuelta a clase no puede estar por encima del cuidado de cada alumno y trabajador de la educación. En todo el año 2020 el gobierno provincial no destinó ninguna partida para restaurar los edificios escolares de la provincia de forma tal que hoy se pueda asistir de forma presencial en un contexto de pandemia mundial que avizora un rebrote del cual nuestro país y provincia no será ajeno y que hoy en día ha provocado el cierre de escuelas o su retraso en la apertura en Londres, Alemania, Italia, Países Bajos, Eslovaquia, Rusia entre otros.

Nada puede reemplazar la presencialidad, nada reemplaza al vínculo que se genera en la escuela y la posibilidad del aprendizaje colaborativo que se gesta entre pares, pero el cuidado y responsabilidad de cada vida en un contexto de pandemia mundial al volver a clases es responsabilidad del Estado, y en este caso del Estado provincial que debe garantizar protocolos viables y efectivos en cada establecimiento escolar para prevenir posibles contagios de Covid, lo cual implica inversiones que a la fecha no se han realizado, por el contrario continuamos con establecimientos escolares cuya infraestructura se encuentra muy alejado de la realidad que demanda el distanciamiento social necesario para evitar un posible contagio de Covid.

No necesitamos “voluntarios” señor Vavrik, necesitamos un Estado presente que ponga en primer lugar el derecho a la educación y que sea consecuente con el mismo. No necesitamos juicios lapidarios en contra de los docentes ni lecturas simplistas desconociendo el acto de “enseñar”, las diferencias regionales, las desigualdades sociales y la falta de políticas educativas de inclusión.

La escuela no es un empresa ni la educación un negocio, y aún menos debe usarse de forma ventajera en pos de intereses particulares levantando discursos en seuda defensa de la misma resultando actos demagógicos de baja estofa.
Nunca, señor Vavrik, será igual “un burro que un gran profesor”, porque peor que un establecimiento educativo cerrado es convertir la educación en un cambalache.
Profesora Natalia Paya.

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