Uno de los helicópteros cumplió la operación de rescate en condiciones de riesgo operativo, con el radioaltímetro y el equipo de comunicación HF fuera de servicio. El radioaltímetro es el instrumento fundamental en la fase del vuelo previa al aterrizaje, permite conocer la altura precisa de la aeronave sobre el terreno. Cuando el piloto aproxima el helicóptero para el anevizaje las referencias visuales en el ambiente antártico pueden tornarse críticas por el viento local que levanta nevisca y la turbulencia propia de los rotores. La radio de HF (sigla inglesa de High Frecuency, alta frecuencia) es el único medio de comunicaciones, no satelital, para establecer enlace directo entre la aeronave y estaciones terrestres ubicadas a distancias superiores al horizonte radio. El accidente ocurrió, como se dijo más arriba, a unas 250 millas (500 kilómetros) de la base Marambio por lo que el equipo HF resultaba vital en el control y situación táctica del helicóptero, su tripulación y la evolución de la maniobra. Hubo cabildeos en la oficina del brigadier Oscar Palumbo, comandante de Adiestramiento y Alistamiento, máximo responsable de los medios aéreos de la fuerza, sobre autorizar o no el vuelo que finalmente se cumplió apostando al factor suerte. La misión bordeo el “riesgo calculado”, esa valoración inherente a la profesión militar que pondera el despliegue de medios, afectación de personal a una operación (probable compromiso de sus vidas), factores ambientales y el éxito de la misión. Claro que el fiel suele correrse asumiendo mayor riesgo cuando se trata de acudir en apoyo y rescate de personal en situación crítica. El rescate de la dotación del Twin Otter T-87 tenía que hacerse rápido antes de que anocheciera. La probabilidad de supervivencia se reducía casi a cero si debían pernoctar en el lugar sin resguardo adecuado para soportar el descenso abrupto de la temperatura en la noche. El episodio sacó a superficie el faltante de los dos helicópteros (H-94 y H-95) MI-17 de largo alcance que el país adquirió a la Federación Rusa en 2010 para las actividades antárticas (traslado de personal, búsqueda y rescate, logística, etc). Llevan casi dos años sin servicio con idas y vueltas en la ejecución de la Inspección de Ciclo Mayor (ICM) una revisión integral (overhaul) postergada desde la gestión del ex jefe aéreo Enrique Amreim por indefiniciones presupuestarias. Para estos aparatos configurados al vuelo antártico, el rescate hubiera sido casi una actividad de rutina.
El Twin siniestrado es el segundo que se pierde en operaciones antárticas en dos años consecutivos. El 14 de agosto de 2019 se desplomó el Twin Otter matrícula T-82 en una maniobra de anevizaje (aterrizar en nieve) en la isla James Ross. El 15 de enero pasado se conoció la resolución de la jefatura de la fuerza, concluida la instancia de investigación y determinación de causales, se atribuye el accidente a una secuencia de errores de procedimiento cometidos por los pilotos sumados a uno climático, el viento, “corriente descendente que pudo afectar la aeronave”, dice el documento. En los considerandos se lee que el piloto tenía tan solo 3 horas y 30 minutos de vuelo en los últimos 30 días en tanto el copiloto 6 horas con 50 minutos en el mismo periodo.