Cuarenteñeros; aisladites de mi corazón ansioso; esperangustiados, adas y ades; esenciales y existenciales; padres, tutores o encargades que no mandan a sus niñes a contagiarse curricularmente; fóbiques de siempre que cada día se toman el trabajo creativo de imaginar algo nuevo a lo que temerle; dependientes de Histernet, esa que desaparece de pronto dejándonos calentites y vuelve como si no hubiera pasado nada; obsesives del mundo uníos que cuentan segundo a segundo cuánto falta para que aparezca una vacuna de origen alfacentaurino; insólites televidentes que miran azorades lo que ocurrió en Etcheverelandia cual remake berreta de Bonanza: todes y todus ustedis me acompañan, me acompasan y me acompotan.

Contarles que esta semana estoy medio confundido sería decirles una mentira a medias, o una verdad contada con Liqui, una afirmación blue. La realidad, que encima es la única verdad, fluctúa, cual brecha cambiaria, entre:

*la alegría porque Chile finalmente deconstituyó a Pinochet,

*la emoción en el recuerdo de Néstor Kirchner, a 10 años de que nos dejara tanto,

*las ganas de gritar y cantar y festejar en medio de la calle, como aquel inolvidable 27 de octubre de hace solo un año, cuando la Argentina, a votazo limpio, sepultaba al neoliberalismo zombi,

*la estupefacción cuando Lilitazepam, la exsubsecretaria de Asuntos Ansiolíticos, llama “mi presidente” a “nuestro” presidente,

*la injusticia cuando en el far north-east, acá nomás, en Entre Ríos, los “fake dueños” de La Ponderosa le gritan: “¡Ríndete y tendrás un juicio justo!” a les postergades de siempre,

*y el horror, el miedo, la incertidumbre nivel Esteban Bullrich cuando la Covid sigue enfermatando personas, y gran parte de las sociedades miran para otro lado. Y en ese otro lado también está la Covid; entonces se ponen el barbijo en los ojos, y pueden cantar “con el virus en la mano y Lagarde en el corazón, nos importa tres carajos si se muere otro millón”. Así de crueles, cruelos y crueles son las huestes que preparan.

Y los medios enfermónicos no ayudan: desayudan. Ponen el grito en el cielo sobre vacunas que aún no existen. Hablan en nombre de la libertad para proponer la esclavitud. Cuando dicen: “Está bien que abran los shoppings, porque va el que quiere ir”, no están considerando a los que trabajan allí y no pueden elegir entre el riesgo de la salud y la desocupación. Tratan de mostrar que “hay diferencias entre Alberto y Cristina, tanto como entre MM y HRL”, sin darse cuenta -o sabiéndolo perfectamente- que “tratar de hacer las cosas bien es difícil, y a veces surgen diferencias respecto de medidas, tiempos o maneras”, mientras que, cuando lo único que se busca es el negocio, la diferencia suele girar acerca de quién se queda con el cacho de torta más grande.

(Pequeña asociación libre, en esta nota ya desorientada: en un concurso internacional, la chocotorta ha sido distinguida como “el postre más rico del mundo”. Me asombra que haya un resultado que coincida con mi propio criterio, y felicito a la susodicha, con quien espero tener un encuentro muy cercano a la brevedad).

Volviendo a los medios. La manera como trataron esta semana la carta que nuestra vicepresidenta le envió a nuestro presidente -un texto que denota respeto, cariño y apoyo a su gestión- es un notorio ejemplo del confusionismo predominante.

Se habla de crítica, distancia, “carta documento”, pedido de cambio en el gabinete. ¿Podemos pensar, honestamente, conociendo a nuestras autoridades, que cualquiera de estas cosas se haría en forma pública, y no en un diálogo “a puertas cerradas”?

¡Pod favod!

*Son los mismos medios que, como dice un viejo chiste, al día siguiente que Cristo caminara sobre las aguas, titularían “Jesús no sabe nadar”.

*Son los que, cuando Moisés abrió en dos el mar Rojo, hubieran titulado: “Con una maniobra demagógica y populista, Moisés dejó sin agua a sus propios seguidores”.

*Los que, cuando David derrotó al gigante Goliat con su honda, hubieran titulado, a cuerpo catástrofe: “¡Fraude, fraude!”, e incitado a una marcha para que la Justicia encerrase a David y le dieran los puntos a Goliat.

*Los que, si en una carrera entre Alberto y Macri ganara Alberto, titularían: “El republicano llegó segundo, mientras que el K llegó anteúltimo».

Eses sen les que nes desorienten, o algo asá.

Sugiero acompañar esta columna con el video El fogón de los viejos hippies. Parte 2, de RS Positivo (Rudy-Sanz).

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