Dura carta de los senadores del FdT al Fondo tras el giro ortodoxo oficial. En el Ejecutivo ya conocían la misiva y aseguran que el acuerdo no incluirá reformas
La negociación con la misión presencial del Fondo Monetario Internacional ( FMI) mantendrá su agenda esta semana, aunque ahora bajo el formato virtual luego de que Luis Cubeddu, el responsable del caso argentino en el organismo, diera positivo de coronavirus. Uno de los puntos centrales de las conversaciones será la definición de las metas del programa plurianual en materia fiscal, monetaria, de acumulación de reservas y de crecimiento, entre otros aspectos, que el ministro Martín Guzmán busca preacordar cuanto antes pero que no se terminará de resolver hasta después del regreso de la delegación del FMI a Washington.
Se trata de un sendero de recorte del déficit primario y la emisión que el Gobierno empezó a mostrar en las últimas semanas en el marco del llamado giro ortodoxo lanzado para intentar calmar la presión devaluatoria, que incluyó la suspensión del IFE 4 y el inicio de un proceso de reducción de la asistencia del Banco Central al Tesoro, entre otras medidas. El programa se enmarcará en el acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF por su sigla en inglés) que busca Guzmán, que otorgaría cuatro años y medio de plazo aunque también plantearía condicionalidades que van más allá de las metas macroeconómicas. Los EFF vienen acompañados de exigencias de reformas estructurales.
En ese contexto, la novedad del fin de semana fue el envío de una dura carta dirigida a la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, suscripta por senadores del Frente de Todos de casi todas los sectores que lo componen. Sin la firma de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, pero con su indudable impronta. La misiva repone las irregularidades del acuerdo firmado por Mauricio Macri y la anterior conducción del organismo, encabezada por Christine Lagarde, que dejó una deuda de USD44.000 millones. Y le pide al Fondo que se haga co-responsable de la agudización de la crisis generada por el programa de ajuste de 2018.
En concreto, planteó que se reconsideren los intereses, un eufemismo de quita, algo que el Fondo no suele aceptar; que dé un plazo de gracia para el repago del préstamo hasta 2025, algo previsto en bajo el formato EFF; y que dé un plazo de amortización a «varias décadas», algo que escapa a los diez años de tope que habilita ese modelo de programa, tal como señaló la semana pasada el propio Guzmán. Además, reclamó que el organismo se abstenga de «exigir o condicionar las políticas económicas de Argentina para los próximos años». Un mensaje a Georgieva, a Economía y a parte de la base de sustentación de la coalición gobernante que mira con preocupación los recortes al gasto social comunicados en plena negociación.
Fuentes oficiales le confiaron a BAE Negocios que en el Ejecutivo sabían de antemano del contenido de la carta y le restaron trascendencia. En el Palacio de Hacienda aseguran que el programa contendrá los criterios diseñados por Guzmán y su equipo. «No hace falta que al Gobierno le digan que hay que ordenar las cuentas. No hay exigencias ni se pide ninguna reforma», señalaron.
Lo cierto es que un EFF sin reformas estructurales sería algo inédito. Según un informe de Consultatio, de los últimos once acuerdos de Facilidades Extendidas el que menos reformas tuvo fue el firmado por Costa de Marfil, con siete, y el promedio fue de trece reformas.
BAENEGOCIOS
