lunes, marzo 27, 2023

ATP, IFE, impuesto a la riqueza, fuga de dólares y Justicia: Alberto aprovechó para pasarle factura a los empresarios que apoyaron el Gobierno de Macri

El presidente se refirió a las presiones cambiarias, negó devaluación y corralito, cuestionó las posiciones hegemónicas y defendió la reforma judicial

Roberto Alexander, el presidente del 56 Coloquio de IDEA le dejó el guante sobre el escenario virtual para que el presidente Alberto Fernández lo recogiera y le pasara facturas a los empresarios que acompañaron las políticas durante el gobierno de Mauricio Macri.

«No queremos una Argentina cancelada», había sostenido el empresario y presidente de IBM en la inauguración del Coloquio, y el jefe de  Estado le contestó con un balance económico y político de la gestión de Cambiemos, principal blanco de las críticas de la Casa Rosada en las últimas 48 horas.

Empresarios que contratan en forma no registrada. «Especuladores» que colocan capital en el sistema financiero y no productivo. Economía informal, Justicia a la carta, corporaciones con posición dominante en mercados sensibles y presiones de sectores financieros y exportadores por una devaluación pasaron por el discurso del jefe de Estado, que tuvo sus momentos más interesantes cuando se salió del libreto y de la lectura del ayudamemoria sobre su escritorio.

No hubo nombres, pero tampoco sutilezas. El presidente del Coloquio había planteado que sabía de la desconfianza hacia los empresarios y pidió un diálogo cuatripartito porque además de privados, Estado y trabajadores, incluyó al tercer sector, promotor como fue de la iniciativa social Seamos Uno, ante la situación de pobreza que afecta a casi la mitad de la población.

El presidente devolvió multiplicadas, las sutilezas que planteó el empresario.  Le recordó a los ejecutivos que el Gobierno implementó el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) que llegó a más de 200.000 empresas y protegió parte de los ingresos de 2 millones de empleados. Que el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) mostró que había 9 millones de personas en el sector informal y que el capitalismo financiero puede derrumbarse rápidamente.  Y agregó que cuando la riqueza «se concentra en pocos, trae conflictos». Un pase para la ley de impuesto a las grandes fortunas que espera su turno en Diputados.

Y dejó caer: «ustedes saben lo que fue la fuga de divisas«. Un aval a la respuesta que se dio desde el Banco Central, que lidera Miguel Pesce, a las críticas por la caída de reservas. Y de paso, negó devaluación y corralito.

Anticuarentena, marchas y reforma judicial

El discurso de Alberto Fernández no fue solo económico. También sobrevoló las protestas de los últimos días y recordó que el Ministerio de Salud  había sido degradado y desfinanciado, para lo cual fue necesario imponer la cuarentena estricta para garantizar el acceso a la salud. De paso, le dio aliento a las pequeñas empresas que se reinventaron fabricando insumos sanitarios.

El Presidente abordó uno de los tópicos clásicos en encuentros empresarios: la seguridad jurídica, que Alexander había mencionado al pedir «reglas claras» y mencionó que aprovechó para defender la reforma judicial que impulsó el Gobierno desde el Senado y que fue el punto que disparó la sucesión de las últimas movilizaciones opositoras.

Allí vinculó «calidad institucional» con la reforma judicial que «no es para buscar la impunidad de nadie» ante las acusaciones de la oposición de que busca favorecer causas en las que está señalad la vicepresidente Cristina Fernández o sus ex funcionarios. Y dejó las sutilezas. «Qué pensarían ustedes si las vacantes que existen en las Justicia las cubro cambiando jueces amigos mios, o sacando jueces y pasandolos a otros. Eso fue lo que nos pasó con el silencio complice de muchos», cacheteó.

Para el final, tendió el puente de plata: pidió que empresarios y trabajadores estén «en la misma vereda», habló de un capitalismo que necesita al Estado y también población con capacidad de consumo y planteó que las empresas son imprescindibles. El capitalismo sin Estado no es posible y el Estado «sin capitalismo puede ser autoritario e interventor».  Un poco de música para los castigados oídos empresarios.

 

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